El juicio por el crimen de Carla Arduini, la adolescente de 15 años que fue atropellada por un camión cuando intentaba cruzar la transitada esquina de Hipólito Yrigoyen y 25 de Mayo, está llegando a su fin ya que hoy por la mañana se conocerá
La sala de Juicios Orales de los Tribunales de Lomas estaba colmada de familiares y amigos de Carla que se acercaron a todas las audiencias. Atentamente oían los alegatos de la defensa que sostenía que el vehículo iba a gran velocidad y no tenía en condiciones los frenos.
“El rodado no pudo haber frenado en la esquina anterior como se decía, el hermano del acusado testificó y dio detalles que no pudo haber visto. Además, aunque todavía no está comprobado si Carla cruzó en rojo y suponiendo que así sea, hay reglas de tránsito que este señor violó y que le costó la vida a una joven de tan sólo 15 años”, señaló la abogada querellante.
Con fervor la representante legal sostenía todas las pruebas que determinaban que el camión no se encontraba en condiciones de circular, ya que “estaba en mal estado” y “con los frenos dañados”.
La defensa de la familia solicitó cuatro años de cárcel para el imputado, ya que la condena máxima para este tipo de crimen es de cinco años. Y además pidió 8 años de inhabilitación para manejar.
Por su parte, el abogado defensor del acusado descalificó algunas declaraciones de los testigos presentados por la familia al argumentar “que había contradicciones en los testimonios”.
En ese sentido, argumentó que “el conductor manejaba con prudencia” y sostuvo que muchas cosas que se dijeron en el estrado "están muy confusas”.
En el medio de la audiencia, el tribunal a cargo del Juez Manuel Barreiro, le cedió la palabra a Norma Bonelli, madre de la víctima, que intentó cerrar el alegato con unas breves palabras que le "salieron del corazón" y que intentaban "concientizar a los presentes de la importancia del respeto al prójimo".
“Cuando yo nací tenía un problema congénito muy grave, mi familia tardó años en que me encontraran una mejoría. Yo no pude correr, jugar ni andar en bicicleta como los otros niños por mi afección. De grande me casé y hasta era muy complicado un embarazo que llevé adelante con muchos cuidados”, contó entre las lágrimas y con fuerza para poder mirar a la cara al acusado.
Y continuó su relato: “Ese pedacito de vida, Carla, disfrutó de niña todo lo que no puede hacer. Nunca le faltó amor ni cuidados, ella era una gran compañera. Una de las cosas que siempre le enseñamos fue a respetar al prójimo. Pero ese 22 de diciembre no la respetaron a ella”.