Algunos chicos viven con resignación el inicio de las clases. Otros están ansiosos, esperando ese día para reencontrarse con sus amigos y jugar. Pero a todos les cuesta dejar las vacaciones y volver a la rutina de la escuela. Este cambio no sólo afecta a los niños, sino también a la familia completa, que debe prepararse para la llegada de las clases y evitar que el estrés que genera afecte tanto a los padres como a los hijos. “Para muchos padres el comienzo representa un alivio, ya que produce un ordenamiento de la familia”, asegura la psicoanalista Marcela Aguirre, coordinadora docente. “En las vacaciones los chicos tienen más libertad, en cambio cuando comienza el ciclo lectivo vuelven las obligaciones y hay horarios que cumplir, como levantarse temprano, desayunar o cenar a una determinada hora”.
Es necesario que los chicos entiendan que el verano tiene reglas diferentes al resto del año. La primera diferencia necesaria que tiene que elaborar para que vuelvan a conectarse con la rutina, el estudio y los horarios, es el cambio de ropa: pasan de estar descalzos o en ojotas a usar medias y zapatillas.
ACOMPAÑALOS
La realidad es que cada vez son más las familias en las que padre y madre trabajan y se hace difícil compartir momentos importantes, como por ejemplo el primer día de clases. Si podes pedí permiso en el trabajo para poder llevarlo hasta la puerta de la escuela o irlo a buscar. Si cuando tu hijo vuelve del colegio estás trabajando, podes llamarlo por teléfono para preguntarle cómo le fue y charlar unos minutos.
EL PRIMER DIA EN EL JARDIN
La escena se repite. Chicos que lloran y patalean, que tironean de la ropa de sus madres y ruegan: “¡No me dejes!”. Más allá del drama, Marcela Aguirre, considera que la llamada ansiedad de separación del primer día de clases es una situación normal, y si persiste luego del paso de varias semanas recomienda consultar con un especialista. “Muchas veces no son los chicos los que están angustiados, sino las madres que no pueden despegarse de ellos”, explica la psicoanalista. Para que a tu hijo el jardín de infantes no le resulte un lugar extraño podes llevarlo a pasear por el establecimiento en los días previos, recorrer las salas, el patio, los juegos e incluso el baño. El inicio de clases genera expectativas y miedos, no sólo en los chicos, también los padres necesitan un periodo de adaptación.