En el mundo, el 10% de niños son prematuros, es decir nacen con un máximo 37 semanas de gestación (siete meses y dos semanas), según la definición de la OMS de prematurez.
No obstante, las cifras que hacen de la prematurez la principal causa de muerte en bebés de menos de 28 días, "son reducibles con acciones dirigidas a dar una atención cada vez más personalizada de las madres durante el embarazo, el parto y el posparto, según informaron las autoridades sanitarias durante las campañas de 2010 y 2011 en el país.
En 2011, una primera encuesta global con motivo del Día Internacional del Nacimiento Prematuro publicada por Télam, reveló la necesidad de dar a las mujeres más información sobre los nacimientos prematuros.
El relevamiento contó con la colaboración de entidades que trabajaban en la asistencia de bebés prematuros y con la opinión de 1.300 madres y futuras madres de distintos niveles sociales de 13 países, incluido Argentina.
"Las complicaciones generadas por el nacimiento prematuro son la principal causa de muerte infantil durante el primer mes de vida, pero sin embargo las madres demostraron poco conocimiento sobre la incidencia de los nacimientos prematuros y los riesgos de salud que implican para esos bebés", afirmaba el estudio.
Más de dos tercios de las mujeres encuestadas no conocían la incidencia de los nacimientos prematuros y el 42 por ciento de las madres, creía que el nivel era mucho menor a la tasa real del 10 por ciento.
Silke Mader, directora Ejecutiva de la Fundación Europea para el Cuidado de Recién Nacidos, ratificó en esa oportunidad que "uno de cada 10 niños nace de forma prematura y es de vital importancia que se mejore el acceso a la información y al apoyo que reciben los padres de esos recién nacidos y los futuros padres".
En Argentina, cuando se impulsó la semana del Prematuro en 2010, se anunció el fortalecimiento de maternidades, un mayor control de los embarazos de riesgo y capacitación del equipo de salud.
El modelo apunta a crear "maternidades centradas en la familia" para evitar la atención despersonalizada y excesivamente intervencionista de la medicina en el embarazo, parto y puerperio.
En octubre de 2011, la Maternidad Sardá dio a conocer una experiencia exitosa que partió de una iniciativa del área de neonatología.
"Se construyeron dispositivos en conjunto con médicos y psicólogos, al comprobar la recuperación exitosa de chicos cada vez más pequeños", dijo en esa oportunidad Aurelia González, integrante del equipo de salud de la Unidad de Terapia Intensiva Neonatal de la Maternidad Sardá.
Entre las instituciones a las que amadrina la Sardá y han replicado el modelo, González mencionó la del hospital público Materno Infantil de Salta; el Penna de Bahía Blanca; el Iturraspe, en Santa Fe.
Según estimó la profesional, en otras instituciones sobre todo del ámbito privado sigue establecido "un modelo fragmentado en el que funciona la derivación o la interconsulta".