Quien no ha pasado por la Av. 9 de Julio y ha desviado su vista a este hermoso edificio que representa a nuestra ciudad y a nuestra cultura. Atravesar su umbral definitivamente conmueve a cualquier visitante.
Es uno de los teatros de ópera más importantes del mundo, por su tamaño, acústica y trayectoria e indiscutiblemente es considerado uno de los 5 mejores teatros del mundo. Se encuentra situado en el barrio de San Nicolás, en la manzana de las calles Cerrito, Viamonte, Tucumán y Libertad. Su creación fue una iniciativa del Intendente Torcuato dé Alvear en 1886 y el proyecto fue del arquitecto e ingeniero italiano Francesco Tamburini. Luego de casi veinte años de construcción, el edificio fue finalmente inaugurado el 25 de mayo de 1908 con una obra de Aída de Verdi.
La sala principal es en un entorno de estilo ecléctico, que combina el neorrenacentismo italiano y el barroco francés, con una rica decoración en dorado y escarlata. Dividida en siete niveles, tiene capacidad para 2487 espectadores sentados y alcanza los 3000 si se incluyen los parados. El escenario tiene 35 metros de profundidad por 34 de ancho y la boca de escena es una de las más grandes en los teatros con forma de herradura a la italiana.
La cúpula original de Marcel Jambon fue pintada nuevamente en 1966 por Raúl Soldi. El diseño con motivos musicales rodea la araña central, de 7 metros de diámetro con 700 bombitas eléctricas.
Rodean la sala el gran hall de entrada, el Salón Dorado, el Salón de los Bustos, el Salón Blanco y el Museo que alberga los trajes utilizados por algunas de las figuras que pasaron por el teatro.
El hall, está coronado por un luminoso vitral en forma de cúpula a 25 m del suelo, realizado por la casa Gaudin de París. En el piso se observa un diseño de guardas y motivos decorativos. La escalinata de entrada está rodeada por dos cabezas de león talladas. Mármoles amarillos y rosados dan distintos matices de color. Sucesivas escalinatas, enmarcadas en vitrales de Gaudin, llevan a los niveles superiores.
Si es turista, no puede olvidarse de éste atractivo de la ciudad porteña. Conocerlo es una cita obligada ya que las palabras de este suplemento deja abierta la invitación a poder sentir el frío mármol Carrara de sus escaleras y sentir la pana suave de sus butacas.