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Motochorros usaron mismas armas que victimas tenian para defensa

Fuentes de la investigación revelaron hoy a Télam que en las autopsias realizadas ayer en la morgue judicial, los médicos forenses lograron recuperar de los cadáveres las balas con las que asesinaron a Federico Hausbauer (36) y el custodio Miguel Angel Leiva (25).
Las autopsias confirmaron que las víctimas fueron ejecutadas a corta distancia, de un tiro cada una y que los dos tiradores se acercaron uno de cada lado de las ventanillas y efectuaron disparos cruzados con una trayectoria de arriba hacia abajo y de adelante hacia atrás.
Hausbauer, yerno del dueño de la distribuidora, hijo de un comisario mayor retirado de la Policía Federal y a su vez ex empleado administrativo de esa fuerza, fue asesinado con una pistola calibre 9 milímetros cuando él tenía en su cintura un revólver Magnum 357.
En el caso de Leiva, que trabajaba como custodio y estaba armado con una pistola Bersa 9 milímetros, fue ejecutado con un arma de gran calibre, que los peritos, a pesar de que la bala está deformada, creen a simple vista que podría ser un 357 Magnum.
Los plomos fueron entregados a la División Balística de la Superintendencia de Policía Científica que analizará los proyectiles con el fin de determinar si son aptos para un futuro y eventual cotejo balístico con algún arma sospechosa.
La vaina del disparo de pistola 9 milímetros que asesinó a Hausbauer -que también hubiera sido una evidencia más para un futuro peritaje-, no pudo ser encontrada por la policía ni dentro del taxi, ni tirada en la calle en el lugar del ataque.
El hecho sucedió el lunes a la tarde, cuando Hausbauer y Leiva, abordaron un taxi Chevrolet Corsa en la esquina de Gorriti y Lavalleja, a metros de la distribuidora de cigarrillos y golosinas Margaritis SA, donde trabajaban.
Los hombres, que iban armados con un revólver Magnum 357 y una pistola calibre 9 milímetros, llevaban en una bolsa 138.000 pesos que tenían previsto depositar en la sucursal del banco Santander Río de la avenida Corrientes al 5100, a unas 15 cuadras de la firma.
El taxi siguió una cuadra por Gorriti, dobló en Pringles y cruzó Cabrera hacia la avenida Córdoba, donde tuvo que detener su marcha por el semáforo.
En ese momento, fue interceptado por una moto tipo enduro, en la cual iban tres hombres, dos de los cuales se bajaron, se cercaron uno de cada lado a las ventanillas del taxi, ejecutaron a Hausbauer y Leiva, abrieron una de las puertas y robaron el dinero.
Para la fiscal de instrucción porteña a cargo del caso, Viviana Fein, y los investigadores policiales, la hipótesis más firma es que hubo un «entregador» y que los delincuentes sabían que las víctimas estaban armadas y por eso las ejecutaron.
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