Pasan los meses y la economía no remonta, el Gobierno plantea una inflación del 17 por ciento para este año, mientras los argentinos sufrimos aumentos de todo tipo que dan una pérdida cada vez mayor del poder adquisitivo. Sin hacer mención que la inflación del 2016 fue del 40 por ciento y las paritarias estuvieron por debajo de ese porcentaje.
En los dos primeros meses del año ya se dieron o se prevén aumentos de combustible, pan, peaje, alquileres, celulares, Prepagas, colegios, luz, gas agua, transporte, impuesto municipal y provincial, fin de las cuotas sin interés, y la no existencia de precios claros. Estos números, según diferentes consultoras, denotan que la inflación anual será del 25 por ciento, como mínimo.
El Gobierno sigue tomando medidas que ahogan a la clase trabajadora, las subas hacen que los salarios pierdan la capacidad de compra, produciendo despidos, negocios que cierran y fábricas que quiebran. Un combo que hace vivir a la sociedad en la incertidumbre, con una degradación y precarización del Mercado Laboral.
El propio Indec sostiene que la mitad de los argentinos tiene ingresos menores a los 8 mil pesos mensuales, es decir que no llega ni a cubrir la canasta básica.
El modelo de gobernar a prueba y error sigue exigiendo el esfuerzo del pueblo para que el país salga adelante, mientras el gabinete se aumenta el sueldo, se beneficia al padre del Presidente y se favorece a los empresarios.