La Organización Internacional del Trabajo (OIT) aseguró en su nuevo Informe Global sobre la Igualdad en el Trabajo que no obstante "los continuos avances de la legislación antidiscriminatoria, la crisis económica y social mundial provocó un aumento en el riesgo de discriminación que sufren ciertos grupos, como el de los trabajadores migrantes".
"Los tiempos económicos difíciles son un semillero para la discriminación en el trabajo y en la sociedad. Ello se prueba en el aumento de las soluciones populistas", afirmó el Director General del organismo, Juan Somavia, quien advirtió que ello pone en riesgo "los logros alcanzados durante varias décadas".
El informe, titulado "Igualdad en el trabajo: un objetivo que continúa pendiente de cumplimiento", señaló que los organismos especializados en temas de igualdad recibieron más quejas, lo que demuestra que la discriminación en el trabajo asume formas diversas y que por múltiples motivos es regla y no excepción.
También advirtió sobre la tendencia, durante períodos de crisis económica, de priorizar las políticas antidiscriminatorias y a favor del respeto de los derechos de los trabajadores.
"Las medidas de austeridad y los recortes presupuestarios de las administraciones laborales, de los servicios de inspección y de la financiación de los organismos especializados en no discriminación e igualdad, pueden comprometer seriamente la
capacidad de las instituciones para evitar que la crisis económica redunde en un aumento de la discriminación y las desigualdades", aseveró.
La ausencia de información confiable dificulta la evaluación exacta del efecto de esas medidas, por lo que el Informe solicitó a los gobiernos que destinen recursos humanos, técnicos y financieros para mejorar la recopilación de datos nacionales.
Agregó que han surgido nuevas formas de discriminación, mientras que los antiguos problemas sólo fueron resueltos parcialmente.
Entre las principales conclusiones del Informe, se mencionó que en "los últimos decenios se lograron importantes avances en la promoción de la igualdad de género en el mundo del trabajo, aunque persisten las diferencias de retribución entre hombres y mujeres".
"Las mujeres ganan en promedio entre 70 y 90 por ciento de lo que perciben los hombres. Si bien se están introduciendo modalidades de trabajo más flexibles sobre horarios, como ejemplo de políticas pensadas para las familias, la discriminación relacionada con el embarazo y la maternidad todavía es un problema común", indicó.
El acoso sexual es un problema importante en el lugar de trabajo y, las mujeres más vulnerables, son jóvenes, dependientes económicamente, solteras o divorciadas y migrantes, subrayó.
"Los hombres que sufren acoso suelen ser jóvenes, homosexuales e integrantes de minorías étnicas o raciales", sostuvo.
Puntualizó que "la lucha contra el racismo continúa siendo tan necesaria como siempre y, los obstáculos que impiden la igualdad de acceso al mercado laboral aún deben ser abolidos, en especial para las personas de origen africano o asiático, los
pueblos indígenas, las minorías étnicas y las mujeres de estos grupos".
El informe también especificó que "los trabajadores migrantes enfrentan una discriminación generalizada cuando procuran acceder a un empleo y, también, ya contratados, incluyendo ello la exclusión de los programas de seguridad social".
Para la OIT, un número cada vez mayor de mujeres y hombres experimenta discriminación religiosa, mientras que la que se ejerce sobre "la base de la opinión política suele producirse en el sector público, donde la adhesión a las políticas de las autoridades puede influir en el acceso al empleo".
La discriminación relacionada con el trabajo continúa existiendo para muchas de las 650 millones de personas con discapacidad en el mundo, como lo demuestra su reducida tasa de empleo, indicó.
"La discriminación en perjuicio de las personas que tienen VIH/SIDA puede consistir en la imposición de análisis obligatorios, n condiciones de falsa voluntariedad o que no garantizan la confidencialidad de los resultados", subrayó.
Ese Informe sostuvo que, en "la Unión Europea, el 64 por ciento de los encuestados pensó que la crisis económica conllevaría un aumento de la discriminación por edad en el empleo" y, en "un número limitado de países industrializados, la discriminación basada en el estilo de vida se convirtió en un tema actual, especialmente en relación con el tabaquismo y la obesidad".
Ante este panorama, la OIT recomendó cuatro áreas prioritarias de lucha contra la discriminación: la promoción de la ratificación y aplicación universal de dos convenios sobre igualdad y no discriminación y el desarrollo e intercambio de conocimientos sobre su eliminación en el empleo y la ocupación.
También el desarrollo de la capacidad institucional de los mandantes del organismo laboral para implementar de manera más eficaz el derecho fundamental de no discriminación en el trabajo y el fortalecimiento de alianzas internacionales con los principales actores en materia de igualdad, explicó la OIT.
Las ratificaciones de los dos convenios fundamentales de la OIT en este ámbito –sobre igualdad de remuneración número 100 y sobre la discriminación en el empleo y ocupación 111- ascienden a 168 y 169, respectivamente, de los 183 Estados Miembros de la OIT.
Aseguró que cuando "los niveles de ratificación superan el 90 por ciento, el objetivo universal de lograrlo es factible".
"El derecho fundamental de toda mujer y hombre a no ser discriminado en su empleo y ocupación es parte integral de las estrategias de trabajo decente destinadas a alcanzar un crecimiento económico equilibrado y sostenible y sociedades más justas", puntualizó Somavia, para quien "la respuesta debe ser la combinación de políticas de crecimiento económico con las de promoción del empleo, protección social y derechos laborales".
El Informe también indicó que "los gobiernos, los mandantes sociales y la sociedad civil pueden trabajar de manera conjunta a través del cambio de actitudes y de la educación".
El informe forma parte de una serie de estudios anuales de la OIT sobre las normas básicas del trabajo y fue elaborado en el marco de la Declaración del organismo sobre principios y derechos fundamentales en el empleo, cuyos cuatro principios básicos son: libertad sindical, abolición del trabajo infantil, eliminación de las tareas forzosas y de la discriminación.
