Adriana trabaja los domingos en la feria que funciona sobre Donato Álvarez en Monte Chingolo. Relata que “el domingo 29 pasado la municipalidad envió a los inspectores a censar los puestos y no permitió armar a aquellos que no tenían permiso o las cabriadas, la estructura metálica. Mi patrona tiene permiso y pidió prestada las cabriadas y trabajamos. Hoy nos desayunamos que la municipalidad trajo cabreidas pero sólo armaron los que tenían el permiso. Nos saltearon y no pudimos trabajar. Los demás armaron menos metros de lo que tenían. Muchos gastaron dinero en cabriadas y no las pudieron utilizar. La municipalidad juega con los feriantes: pide estructuras que no deja utilizar, y no respetan los metros acordados en los permisos. Hoy (por el domingo último) fue un caos y muchos se van a acercar al municipio para pedir explicaciones por lo ocurrido hoy”.
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