Un primer análisis de la performance electoral de la izquierda, el extremo opuesto al ganador de las PASO, Milei.
Luego de que se confirmara el batacazo de candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, en las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), fueron varias las aristas que quedaron para analizar, entre ellas, la performance electoral de su extremo opuesto, la izquierda, que si bien no está reunida en un sólo frente se comparte programa político.
En este sentido, además del avance de la derecha en los últimos años, hubo un claro retroceso de la izquierda, que se tradujo en una baja de 125 mil votos en comparación con las PASO presidenciales de 2019, un 13% de los sufragios.
A diferencia de 2019 momento en que la izquierda sumó 902.556 con dos listas, este año fueron cuatro las fórmulas de la izquierda trotskista, que cosecharon 776.925 votos en total, es decir, aún más fragmentados y con unos 125.631 votos menos que en las PASO presidenciales anteriores. Se trata de un retroceso de 13,91% en comparación con las elecciones 2019.
En detalle, estas elecciones 2023 tuvieron la particularidad de que, el Frente de Izquierda y de Trabajadores Unidad (FITU) dirimió una interna con dos fórmulas, la de Myriam Bregman – Nicolás del Caño en representación del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), y la de Gabriel Solano – Vilma Ripoll como parte de la alianza entre el Partido Obrero y del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST).
Por fuera, luego de lanzar una temprana campaña electoral con un llamado a la unidad de la izquierda desoído por parte del FITU, se presentó Manuela Castañeira, en representación del Nuevo Movimiento al Socialismo (Nuevo MAS) y también la lista encabezada por Marcelo Ramal, en representación de la Política Obrera, el partido escindido del PO en 2019.
En este escenario, la lista encabezada por Bregman será la única lista de la izquierda que, con un 2,65%, es decir 628.893 votos, podrá participar en las elecciones 2023 de octubre, y que espera atraer bajo su manto los votos cosechados por Castañeira, que obtuvo 85.628 votos, y por Política Obrera, que sumó otros 62.404.
Por otra parte, los distanciamientos al interior y hacia afuera del FITU no son la única arista para analizar el retroceso electoral de la izquierda, sino que, en un marco general, las PASO dejan entrever un giro electoral a la derecha, que se puede dilucidar en el 30% de Milei, en Patricia Bullrich como ganadora de la interna de Juntos por el Cambio, y en el magro resultado de Unión por la Patria, que quedó tercera.
La derechización se metió en la izquierda
En ese marco, el giro electoral hacia la derecha también se reflejó hacia el interior de la izquierda, al momento en que la campaña del precandidato presidencial del PO, Gabriel Solano, en vez de concentrarse en disputar la consciencia a aquellos desencantados, hizo grandes esfuerzos en “delimitarse del kirchnerismo”, en hacer amigos con los libertarios, como el economista liberal, Carlos Maslatón, y en acusar a sus compañeros del PTS de “racistas”.
Lamentablemente, gran parte de los votos de los desencantados con el Frente de Todos podrían haber depositado su voto en la izquierda si se hubiera presentado como una alternativa opositora unitaria, no solo como opción electoral o parlamentaria, sino como referentes de los trabajadores afectados por la crisis.
De esta forma, habrá que esperar para ver qué decisiones toma la dirección del FITU hacia octubre en pos de resolver, no solamente los resultados electorales, sino también en la forma en la que se presenta ante el sector que representan, los trabajadores.
Fuente: https://diputadosbsas.com.ar/