Sucedió en Margarita Weild y Kloosterman, en Monte Chingolo, a las 5:20 de la madrugada del sábado. Cristina dejó por la noche la camioneta afuera cuando llegaron de trabajar, por miedo al momento crítico que aprovechan los asaltantes que “patrullan” las calles para asaltar cuando se abre el garage de la casa.
Pero igual no se salvaron: por la mañana al levantarse ya no estaba el vehículo con el que trabajan. No escucharon nada y el delincuente actuó con total tranquilidad a pesar de que, como se aprecia en la foto, se trata de una calle con mucha iluminación.